El día 22/03/2013 el diario El País publicaba un artículo del periodista Juan Torres López, titulado «Alemania contra Europa«, y a las pocas horas lo retiraba alegando que «contenía afirmaciones que este periódico considera inapropiadas«.
El propio periodista comenta el asunto en su web, explicando que su intención para nada era equiparar el comportamiento de Angela Merkel con el de Hitler, al menos no al nivel que parecen ver algunas personas (a nuestro entender de forma muy malintencionada).
Aunque nosotras no vamos a entrar a valorar la calidad o relevancia del citado artículo, si queremos dejarlo reproducido, sobre todo para que quien lo quiera leer opine libremente sobre su contenido.
Si El País no cree en la libertad de expresión y se debe a sus «amos» es su problema, pero nosotras no tenemos a nadie que nos diga lo que se puede o no publicar, son las ventajas de no necesitar de este negocio llamado «comunicación» para comer.
Está muy claro que la mayoría de los grandes medios siguen negándose a que las voces de los supuestos «antisistema» (economistas y periodistas que defienden métodos alternativos a esta estafa) puedan escucharse, o al menos que lo hagan a menudo, es cierto que de vez en cuando podemos leer una entrevista o artículo de opinión de Vicenç Navarro, Arcadi Oliveres o algún miembro del colectivo ATTAC (como el propio Juan Torres López), pero no es menos cierto que entre toda la basta información que se vierte a diario sobre economía, las opiniones de personas como los anteriormente nombrados representan, como mucho, el 1 %.
ARTÍCULO DE JUAN TORRES LÓPEZ: ALEMANIA CONTRA EUROPA
Dicen a sus compatriotas que tienen que castigar nuestra irresponsabilidad para que nuestro despilfarro y nuestras deudas no los paguen ahora los alemanes. Pero el razonamiento es falso pues los irresponsables no han sido los pueblos a los que Merkel se empeña en castigar sino los bancos alemanes a quienes protege y los de otros países a los que prestaron, ellos sí con irresponsabilidad, para obtener ganancias multimillonarias.
Los grandes grupos económicos europeos consiguieron establecer un modelo de unión monetaria muy imperfecto y asimétrico que enseguida reprodujo y agrandó las desigualdades originales entre las economías que la integraban. Además, gracias a su enorme capacidad inversora y al gran poder de sus gobiernos las grandes compañías del norte lograron quedarse con gran cantidad de empresas e incluso sectores enteros de los países de la periferia, como España. Eso provocó grandes déficit comerciales en éstos últimos y superávit sobre todo en Alemania y en menor medida en otros países.
Paralelamente, las políticas de los sucesivos gobiernos alemanes concentraron aún más la renta en la cima de la pirámide social, lo que aumentó su ya alto nivel de ahorro. De 1998 a 2008 la riqueza del 10% más rico de Alemania pasó del 45% al 53% del total, la del 40% siguiente del 46% al 40% y la del 50% más pobre del 4% al 1%.
Esas circunstancias pusieron a disposición de los bancos alemanes ingentes cantidades de dinero. Pero en lugar de dedicarlo a mejorar el mercado interno alemán y la situación de los niveles de renta más bajos, lo usaron (unos 704.000 millones de euros hasta 2009, según el Banco Internacional de Pagos) para financiar la deuda de los bancos irlandeses, la burbuja inmobiliaria española, el endeudamiento de las empresas griegas o para especular, lo que hizo que la deuda privada en la periferia europea se disparase y que los bancos alemanes se cargaran de activos tóxicos (900.000 millones de euros en 2009).
Al estallar la crisis se resintieron gravemente pero consiguieron que su insolvencia, en lugar de manifestarse como el resultado de su gran imprudencia e irresponsabilidad (a la que nunca se refiere Merkel), se presentara como el resultado del despilfarro y de la deuda pública de los países donde estaban los bancos a quienes habían prestado. Los alemanes retiraron rápidamente su dinero de estos países, pero la deuda quedaba en los balances de los bancos deudores. Merkel se erigió en la defensora de los banqueros alemanes y para ayudarles puso en marcha dos estrategias.
Una, los rescates, que vendieron como si estuvieran dirigidos a salvar a los países, pero que en realidad consisten en darle a los gobiernos dinero en préstamos que pagan los pueblos para traspasarlo a los bancos nacionales para que éstos se recuperen cuanto antes y paguen enseguida a los alemanes. Otra, impedir que el BCE cortase de raíz los ataques especulativos contra la deuda de la periferia para que al subir las primas de riesgo de los demás bajara el coste con que se financia Alemania.
Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse su espacio vital económico. Nos castiga para proteger a sus grandes empresas y bancos y también para ocultar ante su electorado la vergüenza de un modelo que ha hecho que el nivel de pobreza en su país sea el más alto de los últimos 20 años, que el 25% de sus empleados gane menos de 9,15 euros/hora, o que a la mitad de su población le corresponda, como he dicho, un miserable 1% de toda la riqueza nacional.
La tragedia es la enorme connivencia entre los intereses financieros paneuropeos que dominan a nuestros gobiernos, y que estos, en lugar de defendernos con patriotismo y dignidad, nos traicionen para actuar como meras comparsas de Merkel.»
Alemania sí ha tenido influencia en la situación en Europa, pero…..
¿NADIE esta consciente del efecto sobre la economía que ha tenido llevar todas las fabricas a China?
Yo no sé cuantas empresas de tejidos y otros productos fabricados en España fueron a China, o a India, que es mas o menos lo mismo, mano de obra barata, precios bajas, calidad mala y nadie con trabajo en España para comprar nada, al paso que vamos.
El Artículo me parece muy acertadi y ademas nada de lo que dice es mentira, sobre todo con lo que hace referencia a Merkel y los bancos alemanes, es la verdad y eso duele, el Pais que no mienta, que en ningun momento hace ningun tipo de comparación.