El «Programa de Estabilidad 2012-2015″ y «Programa nacional de reformas 2012» presentado en el consejo de ministros del 27 de Abril presenta numerosas manipulaciones en su diagnóstico, objetivos que inciden sobre cuestiones ajenas a los problemas de la ciudadanía, y conclusiones desoladoras.
Según el último barómetro del CIS -de Marzo de 2012, el porcentaje de ciudadanos que considera el paro como el «principal problema que existe actualmente en España» se eleva ya al 83,9 %. La pregunta exacta era «¿Cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España? ¿Y el segundo? ¿Y el tercero? (MULTIRRESPUESTA)», y las respuestas obtenidas son, por tanto, espontáneas, pues no se ofrece un listado de opciones de respuesta a elegir. Entre las respuestas, el déficit público no aparece siquiera en el listado.
Alarmante es el resultado de la respuesta a la pregunta «¿Cómo calificaría Ud. su situación económica personal en la actualidad: es muy buena, buena, regular, mala o muy mala?», pues un 8,2 % la califica como «muy mala», un 16,7 % como «mala» y un 49,1 % como «regular». Sólo para el 25,5 % de los encuestados su situación es «buena» o muy buena (0,3 %), lo que implica un empobrecimiento de las llamadas «clases medias».
Otra cuestión llamativa que incide en las expectativas de encontrar empleo durante el próximo año tiene como resultado que un 61,3 % de los parados/as observa como «poco o nada probable» la obtención de cualquier tipo de trabajo (43,1 % «poco probable» / 19,2 % «nada probable»).
El programa electoral con el que el PP se presentó a las elecciones generales de 2011, titulado «lo que España necesita», contaba con una introducción que incidía en el problema del paro ya desde el segundo párrafo y un primer gran apartado prioritario titulado «estabilidad y reformas para el empleo», dividido en 15 puntos que comenzaba así: «El Partido Popular ofrece un proyecto ilusionante en el que la generación de empleo y oportunidades (…) serán los elementos clave para poder afrontar (…)». Igualmente, vendió la reducción del paro en varios vídeos electorales;
El 29 de Marzo, día de la huelga general publicaba en su web un documento –«Proteger el Derecho al Trabajo»– que recordaba que el fin de la reforma laboral recién aprobada era conseguir «más empleo estable», el mismo objetivo que la que puso en marcha el gobierno anterior.
Mariano Rajoy aseguraba el 9 de Marzo que «la reforma laboral creará empleo». Más adelante, el ministro de Hacienda, Cristobal Montoro matizaba que «la reforma laboral no crearía empleo por sí misma». Por su parte, De Guindos, ministro de economía, afirmaba con solemnidad que «aquí lo que se prima es el empleo», y «preveía efectos positivos a medio plazo» sin aclarar que intervalo de tiempo significa exactamente.
Con todo esto, el Gobierno presentó su «Programa de Estabilidad 2012-2015″ y «Programa nacional de reformas 2012» en un consejo de ministros celebrado ayer, 27 de Abril. Lo más llamativo de dicho programa es que el principal objetivo no coincide con la mayor preocupación de los españoles, esto es, el paro, según leemos en las sucesivas encuestas del CIS, como la antes comentada, sino el «déficit excesivo», problema que ni siquiera leemos entre las respuestas espontáneas antes referidas.
En el diagnóstico inicial de la economía española (pag. 3), se habla de la «acumulación de importantes desequilibrios» en los últimos años, como el endeudamiento privado (que es tres veces mayor que el público), aunque sin referirse a sus causas, y dándole la vuelta a un factor decisivo: la burbuja inmobiliaria. Así, en lugar de decir que la burbuja inmobiliaria generó un exceso de endeudamiento, el documento invierte los términos para afirmar que «el exceso de endeudamiento generó una burbuja inmobiliaria».
Grave y malintencionada frase que omite que el germen del endeudamiento se encuentra en la ley del suelo aprobada por el gobierno Aznar y la liberalización de las leyes para la concesión de créditos bancarios. El endeudamiento privado se debe a la subida del precio de la vivienda (burbuja) y es antes -por tanto- una consecuencia que una causa.
Asimismo, el diagnóstico omite cualquier referencia a la crisis financiera internacional de la que la banca española ha sido partícipe, y que originó la parálisis del crédito hacia la economía real, desviando la atención a las «consecuencias de los desequilibrios acumulados» (pag. 4) y unas causas que nada tienen que ver con el olvidado origen la crisis económica actual. Se habla de «excesiva rigidez del mercado de trabajo» o «falta de control de las finanzas públicas», factores discutibles que ya existían antes de la crisis.
La página 5 sirve para auto-legimitarse en sus «objetivos» repitiendo el dogma de que sólo puede crearse empleo a través del crecimiento económico, pero sin poner en marcha medidas que conduzcan a tal crecimiento, como la apuesta por un modelo productivo que sustituya al ladrillo, sino todo lo contrario: «abordar los desequilibrios acumulados para alcanzar una senda de crecimiento sostenible, equilibrada y generadora de empleo en el medio plazo», gracias a un «fuerte respaldo electoral».
En la página 9 del documento del gobierno encontramos finalmente las previsiones de empleo: desde -2,0 (21,6 % de tasa de paro) en 2011 a -3,7 (24,3 %) en 2012, manteniéndose dicha tasa de de paro prácticamente inamovible en los siguientes tres años: 24,2 % en 2013, 23,4 % en 2014 y 22,3 % en 2015. Es decir, que, según las previsiones reconocidas del gobierno, la tasa de desempleo será aún peor en 2015 que la heredada por el anterior gobierno del PSOE en el mejor de los casos porque nada va a hacerse al respecto para solucionarlo.
Los objetivos macroeconómicos del gobierno vuelven a dar la vuelta a las prioridades y no inciden -por tanto- en la creación de empleo, sino en la renuncia al control del fraude fiscal por parte de las grandes fortunas y la reducción del déficit a través de la destrucción de derechos sociales y del sector público. Tales objetivos no atienden otra vez a que -precisamente- la generación de empleo es un factor decisivo para lograr la reducción del déficit.
En la inversión del sentido de la premisa fundamental causa – efecto o consecuencia aplicada a diversos conceptos decisivos tanto en el origen de la crisis como en su solución (endeudamiento-burbuja/déficit-empleo) está la perversión del torcido mensaje que se lanza insistentemente a la opinión pública.
Fuente: Tercera información
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