«Galicia non é unha mina. Defende a terra. Defende a vida». Ese será el único lema de la manifestación contra la megaminería que está convocada para el próximo domingo 2 de junio a las 12 horas en la Alameda de Compostela .
Será una marcha contra los múltiples y controvertidos proyectos mineros que amenazan a una comunidad que, a pesar de ser la séptima área autonomía en el estado, ya alberga 520 explotaciones activas que la convierten en la cuarta comunidad en producción minera. Y será una llamada «unitaria y no partidista», abierta a todos los ciudadanos y nucleada alrededor de «Salvemos Galicia» , que reunirá a una gran cantidad de grupos sociales, sindicatos y políticos. Una unanimidad difícil de encontrar que va desde UPyD a la CIG, a través de toda la oposición parlamentaria y todos los sindicatos. Todos, excepto el PP, que sigue defendiendo los beneficios de la estrategia de la minería .
Las promesas (y las inmensas necesidades) de trabajo, el abandono del gobierno y las instalaciones de la Junta colocan la alfombra roja a varios proyectos multinacionales socialmente cuestionadas por varios colectivos ciudadanos, ecologistas y políticos que censuran la intención del Gobierno de «poner Galicia en un enorme agujero» aprovechando la crisis y desoyendo las continuas advertencias de los riesgos ambientales y socioeconómicos que representan estas minas en las regiones en las que prevén asentarse.
La mina a cielo abierto de Corcoesto es el paradigma de todos estos riesgos . Por su tamaño, el material contaminante que se utilizará y el desastre que se supondrá para los ecosistemas y formas de vida de la región socioeconómica de Bergantiños y la Costa da Morte. Así lo advierten expertos científicos, los grupos ecologistas y varios estudios que son ignorados por la Junta y la empresa canadiense Edgewater.
Pero hay mucho más en proyecto:
- Tierras raras en la Serra do Galiñeiro.
- Wolframio en Cartelle o Ramirás.
- Andalucita en los alrededores de las Fragas do Eume.
- En Terra Cha.
- Feldespato en Xinzo.
- O el que GoldQuest proyecta en un territorio que forma parte de dos reservas de la biosfera en la zona de Fonsagrada (Río Eo-Oscos-Burón e Terras do Miño).
Nada detiene las intenciones de las multinacionales, que ven las facilidades que les pone la Xunta como una gran oportunidad. Eso es lo que denuncia Salvemos Galicia, un colectivo que agrupa las protestas colectivas contra megaminería en Galicia, y muchos otros grupos, que acusan al gobierno de tratar de reabrir viejas minas de carácter metalífero por toda Galicia, tanto las que aún conservan los derechos mineros como los que ya han caducado, y de facilitar la llegada de las multinacionales sin la necesidad de abrir un montón de estudios y prospecciones.
El propio lema utilizado por la Administración «Galicia é unha mina» (Galicia es una mina) para defender la actividad minera en Galcia, así como el Plan Sectorial de Actividades Extractivas en tramitación, dando vía libre a la explotación de cualquier terreno, son las evidencia de que los opositores citan cuando acusan a la Xunta y poder demostrar cual es el camino que desea tomar.
Para las plataformas contrarias a la megaminería, detener el proyecto de Corcoesto es fundamental para evitar la propagación de una estrategia que busca «convertir a Galicia en una gran mina a cielo abierto que devastaría nuestro patrimonio natural, cultural y paisajístico y contaminar el medio ambiente, poniendo en peligro salud de las personas.
El Corcoesto es el paradigma. Un enorme mina a cielo abierto de 95 metros de profundidad sobre el nivel del mar y hasta 300 sobre el terreno para extraer alrededor de 1,6 gramos de oro por tonelada de roca. Consumiría 128 kilogramos de cianuro y generaría 4.000 toneladas de residuos que destaparían 250 quilos de arsénico por cada kilogramo extraído de este material precioso.
Un proyecto que ocupará 800 hectáreas, pero podría extenderse a casi 90 kilometros cuadrados en vista de los permisos solicitados. Una infraestructura que, según diversos estudios científicos, pone en peligro el modo de vida de miles de agricultores y ganaderos, el paisaje, el medio ambiente y el futuro de una región que tendría que aguantar a un montón de residuos y las consecuencias imprevistas.
Unos 10 años de explotación que daría trabajo a 271 personas, además de las que están siendo utilizadas para la construcción de la infraestructura. Unos empleos que son el argumento empleado por la empresa y los municipios del PP que lo apoyan, así como un colectivo a favor de la mina que viene de presentar 7.000 firmas en la Xunta.
Por otro lado, la plataforma de Cabana reunió más de 23.000 firmas y la campaña #salvemosgalicia acumula cerca de 200.000 después de un exitoso vídeo en el que varias personalidades gallegas advirtieron a todo el estado de las amenazas que asolan Galicia y lo efímero de un proyecto que «se llevará el oro y dejará a Galicia sin nada «. Mientras tanto, la Unión Europea vigila de cerca a la multinacional canadiense, así como la Defensora del Pueblo o Valedor do Pobo, ante los cientos de quejas que reciben estos organismos.
Esta fuerte oposición es la que hizo volver a las portadas la amenaza de que la minería será rechazada por miles de personas este domingo en Compostela. Una demostración sin logotipos, pero con una de las convocatorias más unánimes que se recuerdan desde los tiempos de la catástrofe del Prestige. y como en aquella ocasión, solo faltará el PP.
Fuente: Praza pública
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