Juan López de Uralde (San Sebastián, 1963), coportavoz federal de EQUO y exdirector de Greenpeace España, es optimista de cara a los próximos comicios europeos. Entonces se decidirá, dice, la posibilidad de que los gobiernos nacionales tengan o no margen de maniobra en sus políticas.
Si consigue representación, la formación que dirige se integrará en el partido verde europeo, que ha abierto primarias abiertas para elegir su candidato a la presidencia de la Comisión Europea. Antes, tendrá que elegir su propio cabeza de lista -o el de la coalición en la que se integre el partido-, proceso que también será abierto y que se celebrará próximamente.
El desconocimiento de los ciudadanos, el principal reto. ”Todavía estamos tratando de explicar que no solo nos preocupan los pájaros”.
El partido verde europeo celebra primarias abiertas para elegir su candidato a la CE. ¿Cómo serán?
Hacer la elección de todos los cargos por primarias es algo que se hace sistemáticamente en EQUO. Por eso vemos con cierta distancia las discusiones que tienen, por ejemplo en el PSOE, sobre las primarias, si se van a pedir 10.000 avales… nos parece una discusión bastante artificial. Las primarias si quieren hacerse, se hacen, y las estamos haciendo. Ahora estamos en una fase de elecciones primarias europeas, una iniciativa novedosa, que ningún partido europeo ha hecho.
Hemos llegado a una conclusión: si hablamos de más democracia para Europa, tenemos que empezar por democratizar los partidos europeos. Eso es algo que ningún otro partido hace: elegir a su líder para las europeas a partir de unas elecciones primarias. Empezaron el pasado domingo y la gente podrá votar online hasta el mes de enero entre los cuatro candidatos que se han presentado. Es una forma de que la gente sienta que puede participar en la construcción de Europa y que desde España se puede votar a un candidato europeo, que no nos lo imponen porque sí. Es una iniciativa novedosa, interesante y espero que cuente con mucha participación.
El hecho de que en las europeas haya una circunscripción única beneficia a los partidos pequeños. ¿Qué expectativas tiene EQUO?
Esperamos poder conformar una coalición amplia con partidos afines con los que venimos trabajando, como Compromís. En este momento, las encuestas nos dan entre 1 y 2 diputados. Esperamos conseguir representación. Tenemos bastante esperanza.
Se planteó una posible alianza con IU, ¿es un escenario posible para otras citas electorales?
Las conversaciones con Izquierda Unida siguen abiertas, aunque nuestra prioridad de cara a las europeas es la coalición de la que hablamos. En el marco europeo tenemos la voluntad de que nuestros diputados formen parte del partido verde europeo, por eso es nuestra opción prioritaria. Pero queremos seguir hablando y no descartamos nada de cara a futuras convocatorias electorales.
¿La dispersión de la izquierda en varios partidos es una garantía o un riesgo?
La izquierda en España siempre ha sido diversa, eso es una realidad. Tenemos que asumirlo. De alguna manera, siempre ha sido así. Por lo tanto, no lo veo como una debilidad, sino que puede ser una fortaleza, siempre y cuando seamos capaces de conformar coaliciones cuando haya que conformarlas. Debemos dejar de ver la diversidad en clave de debilidad y tenemos que verla como fortaleza, porque es la realidad. Hay distintas prioridades, distintas formas de entender cómo se hace la política. De hecho, en otros países europeos, los gobiernos de izquierda en estos momentos son gobiernos de coalición. La mayoría absoluta de la socialdemocracia ha quedado atrás, prácticamente no se da en ningún país. Creo que el escenario futuro para España será ese.
Hay quien apela al voto útil…
Me parece que es un efecto colateral de la ley electoral injusta que tenemos y que castiga duramente a los partidos más pequeños. Cuando se habla de EQUO y se dice que no se consiguió nada, se olvida que se consiguieron muchos votos y que en un sistema proporcional hubiéramos tenidos tres diputados. Sin embargo fuimos los primeros castigados por esta ley electoral. El voto útil hace mucho daño a partidos como EQUO. El voto más útil es el que se hace desde la convicción de lo que se piensa. Es como hay que votar. Las europeas tienen la ventaja de que la apelación al voto útil es más difícil. Es posible tener representación incluso desde un partido más pequeño.
Elena Valenciano dijo que el PSOE iba a salir de la Conferencia Política más verde… ¿se lo cree?
No. El problema que tiene el partido socialista en esto, como en muchas otras cosas, es un problema de falta de credibilidad. Este discurso ya lo hicieron durante el gobierno de Aznar y recibieron muchos votos ecologistas. Luego no hicieron esas políticas. Más bien al contrario.
Basta recordar que fueron lo que comenzaron la cruzada contra las renovables, el ministro Sebastián, que no cerraron la central nuclear de Garoña cuando tocaba cerrarla y estaba en su programa electoral o que permitieron que continuara la burbuja inmobiliaria con la destrucción del litoral sin hacer nada para frenarlo. Que ahora vuelvan a levantar esa bandera para nosotros no tiene credibilidad. Basta ver las políticas que se están haciendo en Andalucía…
“Que el PSOE vuelva ahora a levantar la bandera del ecologismo no tiene credibilidad”
¿A qué se refiere?
Hay algunos proyectos que nos preocupan mucho, como la anunciada reapertura de la mina de Aznalcóllar. Tiene unas connotaciones en cierto sentido similares al Prestige, una actividad minera que terminó con una gran catástrofe medioambiental en las puertas del parque nacional de Doñana, con una compañía que se fue dejando la desolación detrás. Volver a eso como una apuesta de futuro es un disparate.
También está el tema del almacenamiento de gas en Doñana, donde la Junta tiene la llave para decidir y no parece que acabe de no permitirlo o la cuestión del dragado del Guadalquivir, que sigue ahí. No vemos a la Junta tomando un discurso claro de giro hacia políticas verdes, de impulso a un modelo que apueste por la utilización racional de los recursos naturales, de las energías renovables. En definitva, es un poco más de lo mismo en este tema, un poco más de lo que venía habiendo y esto es preocupante.
La reapertura de Aznalcóllar ha generado debate por los puestos de trabajo que conllevaría. ¿Cómo se consigue ese equilibrio entre generación de empleo y políticas respetuosas con el medio ambiente?
Llevamos décadas con el chantaje de los puestos de trabajo para justificar proyectos que van en contra del medio ambiente. Lo que estamos viendo después de décadas, es que lo que viene detrás de eso es la desolación, la miseria y el paro. Ese tipo de proyectos no son proyectos de futuro. Lo estamos viviendo aquí. Cada proyecto que surge se trata de justificar con los puestos de trabajo. Hay que impulsar otro tipo de políticas, mucho más intensivas en generación de empleo. Las políticas verdes crean mucho más empleo. Si planteas crear la mina y cien puestos de trabajo, probablemente, para cada una de esas personas que pueda trabajar ahí es una esperanza.
Pero si haces políticas de impulso a la creación de empleo en sectores como las energías renovables, la agricultura ecológica o el transporte sostenible estás generando potencialmente mucho más empleo. Eso no se hace. No hay una visión por parte de la Junta de que hay otro modelo posible. Lo mismo ocurrió con el proyecto de Valdevaqueros, en Tarifa. Siempre se invoca al tema del empleo. Ya hemos visto a donde nos ha traído ese tipo de políticas. ¿No sería más inteligente apostar por empleos sostenibles, que puedan ser en el largo plazo puestos reales? Y no lo que estamos viviendo, con el ladrillo y la minería. Es lo que impulsamos y promovemos.
“Llevamos décadas con el chantaje de los puestos de trabajo para justificar proyectos que van en contra del medio ambiente”
Con el asunto del dragado también se habla de desarrollo económico…
El dragado es muy poco justificable. Lo que hay detrás es una ampliación para que entre un tipo de cruceros, pero son muy pocos. Recientemente estuve reunido con los trabajadores del Puerto de Málaga, que también se amplió para que entraran cruceros y ahora tiene problema de sobredimensionamiento y exceso presupuestario. Lo están llevando a una situación de quiebra.
Ahora, los responsables plantean el despido de trabajadores. Nuevamente estamos cayendo en los mismos errores que se cometieron en el pasado. Tiene, además, el agravante del impacto ecológico que supone extraer todos esos lodos, de lo que puede suponer para el parque, para los acuíferos, la entrada de agua del mar, intrusión marina, etc. Desde el punto de vista ecológico, es un proyecto que tendría consecuencias muy graves, y así lo han dicho diversas entidades técnicas y científicas.
En ese sentido, sabiendo que otros puertos ya han hecho esa apuesta, parece lógico que se haga una política mucho más coordinada en la que se pongan en valor infraestructuras ya construidas y se eviten esos impactos medioambientales. Vemos que se va a más de lo mismo, a la apuesta por las grandes infraestructuras, independientemente de cuál sea el impacto o de si realmente tienen o no beneficios.
¿Es compatible el crecimiento con el medio ambiente? ¿Es posible el desarrollo sostenible?
Hay que cambiar los parámetros de medición de indicadores económicos. El PIB es un indicador muy parcial y no mide verdaderamente lo que nos interesa o debería interesar, que es la calidad de vida. Creemos que tenemos que ir a indicadores que no incluyan solo actividades económicas, sino también el acceso a la educación, la vivienda o la sanidad. O un medio ambiente sano.
Son los factores que realmente nos interesan. En ese sentido, la apuesta por el crecimiento, por sí misma, es una apuesta errónea. Habrá cosas en las que merezca la pena crecer y otras cosas en las que quizás tengamos que decrecer. No tiene sentido que crezca el consumo de energía, puede que consumiendo menos energía seamos más eficientes. Por lo tanto, son indicadores que por sí mismos no son válidos. Tenemos que trabajar y concienciar a la gente. El crecimiento no lo es todo.
“La apuesta por el crecimiento, por sí misma, es una apuesta errónea. Habrá cosas en las que merezca la pena crecer y otras cosas en las que quizás tengamos de decrecer”
Esta semana hemos conocido la sentencia del caso Prestige, que solo condenaba al capitán. ¿Los desastres ecológicos salen baratos en nuestro país?
Salen gratis. Aquí se contamina y no se paga. Ese es el drama que tenemos en España. Y utilizo la palabra drama conscientemente. Creo que es terrible y me parece que es hora de hacer una reflexión colectiva sobre la forma en la que tratamos nuestros recursos naturales y la forma en la que despreciamos el delito ecológico como si no fuera un delito grave. Es una omisión repetida y muy alejada de lo que ocurre en el resto del mundo con este tipo de cuestiones. Es sorprendente que mientras el delito ecológico en todo el mundo se persigue como debe perseguirse, en España queda impune.
¿Falta voluntad política para cambiarlo?
La responsabilidad es colectiva. Falta voluntad política porque la gente vota como vota. Siempre digo que la presencia de un partido verde en España es radicalmente necesaria y que si hubiera habido un partido verde asimilable al de otros países europeos no se hubiera producido la burbuja inmobiliaria, ni hubiéramos vividos situaciones como las que estamos viviendo. No hay voluntad política, pero no la hay porque la ciudadanía tampoco la reclama con suficiente fuerza. Yo por lo menos lo veo así. En cierto modo, tenemos una responsabilidad colectiva en la destrucción de nuestro medio ambiente.
¿España podría depender en un futuro solo de renovables?
Es una meta alcanzable, técnicamente posible y viable. Tenemos una gran cantidad de fuentes renovables y creo que a largo plazo es perfectamente posible. Pero para llegar a un sitio hay que querer llegar a él y no se está haciendo. No se está trabajando para alcanzar ese lugar.
“Los desastres ecológicos salen gratis. Aquí se contamina y no se paga”
¿Por qué no interesa?
No interesa a las empresas eléctricas. Hicieron inversiones muy grandes en plantas de ciclo combinado, en plantas de gas, y lo que se quiere es amortizar esas plantas. Para ello, las energías renovables que están siendo más eficientes de lo que en principio se esperaba, son un obstáculo, entre comillas. Lo que el Gobierno está haciendo es evitando más entrada de renovable en el mix energético para que las plantas de ciclo combinado se puedan utilizar.
¿La política de primas era eficiente?
Se ha criticado injustamente. Fue clave. La puso en marcha el gobierno de Aznar, conviene recordarlo. Hay mucha demagogia sobre esta cuestión. Fue una política correcta que sirvió para impulsar tecnologías emergentes, nuevas, que no tenían implantación. Llegó un momento en el que esas tecnologías se desarrollaron adecuadamente y el volumen de las primas era demasiado grande.
Eso nadie lo discute y todo el mundo aceptó que eso se podía negociar a la baja, buscando una fórmula de transición a través de la que se fueran reduciendo las primas para reducir el peso sobre el Estado, ya que las energías ya demostraban madurez. Pero había que hacerlo de tal forma que no se cercenara su desarrollo, que es lo que ha ocurrido. Se ha hecho un corte tan radical y tan brutal que lo que ha producido es el freno total al desarrollo de esas tecnologías. Ha sido peor el remedio que la enfermedad, se ha condenado a la ruina a un montón de empresas y se ha generado un montón de paro, consecuencia de una gestión errónea de la situación.
¿Tienen demasiado poder las eléctricas?
Tienen mucho poder y en gran parte es debido a las puertas giratorias que hay en el sector eléctrico, a esa gran cantidad de políticos de alto nivel que están colocados en consejos de administración y puestos de alta responsabilidad. Eso hace que al final uno no sepa muy bien quién hace la política energética en España, si los gobiernos o las empresas. La mezcla en las alturas es demasiado grande.
“Uno no sabe muy bien quién hace la política energética en España, si los gobiernos o las empresas”
¿Tenemos interiorizado el discurso ecologista?
En España se ha marcado durante años a la ecología política como parcial, marginal, que solo se ocupa de los pájaros y las flores. Eso ha calado en la gente y les cuesta votar a un partido como EQUO porque cree que no damos respuestas a temas como el empleo o al económico. En el resto de Europa no pasa, hay plena consciencia de que los verdes tenemos una propuesta amplia y que toca todos los temas. Estamos en gobiernos regionales, ayuntamientos y gobiernos nacionales. En cambio aquí todavía estamos tratando de explicar que no solo nos preocupan los pájaros.
La situación económica está muy determinada por el contexto internacional, ¿tiene la izquierda margen de maniobra?
Nosotros tenemos alternativas. Tenemos una propuesta para nuestro país, que se basa en la utilización de los recursos naturales, que tiene un eje troncal en el cambio de la política energética. Es clave el hecho de que España se gaste 45.000 millones de euros en importar hidrocarburos y eso es un tema que ningún gobierno acomete. Es una debilidad gravísima de nuestra economía, ahora que se habla de recuperación. Basta con que suba un poquito el petróleo para que todo se vaya al traste. Tenemos una apuesta clara en ejes como una política fiscal diferente. Desde la ecología política se está construyendo una alternativa, una tercera vía distinta y que es posible llevarla adelante. Está teniendo éxito en otros países.
Pero es difícil articular otra política en la situación actual…
Desde luego nadie dice que sea fácil, es evidente. Apostamos por un desmontaje progresivo del capitalismo. ¿En qué se traduce? En que los gobiernos retomen el control de la política, de los mercados, y que no sean estos quienes sigan controlando al Gobierno. Pasa por cambios importantes en las políticas, sobre todo las europeas. No hay salida a nivel nacional, pero sí al europeo. Esos cambios pueden hacerse. Está en manos de la gente. No podemos olvidar que Europa está gobernada mayoritariamente por gobiernos de derechas y, en algunos casos, apoyados por gobiernos de extrema derecha. Es en ese contexto en el que es muy difícil cambiar las cosas. Pero si hubiera un vuelvo, claro que podrían cambiarse.
“Apostamos por un desmontaje progresivo del capitalismo. ¿En qué se traduce? En que los gobiernos retomen el control de la política”
¿Cuáles son esas dos o tres medidas que tomaría prioritariamente si tuviese responsabilidad política?
La clave para nuestro país, no solo económica sino de generación de empleo, está en un cambio de modelo energético. Creo que ahí es donde habría que actuar con más urgencia. En esa medida también está la otra pata de nuestro proyecto, el impulso de empleo verde. Medidas de generación de nuevos empleos y de cambio de la legislación laboral para impulsar aquello de trabajar menos para trabajar todos. Otra tercera pata, en política social, sería el avanzar hacia una renta mínima de inserción generalizada y dar pasos hacia una renta básica. Esos serían tres elementos de nuestras políticas.
Fuente: Andaluces Diario