La crisis económica y financiera actual está demostrando que muchas empresas que se autodefinen como Empresas Socialmente Responsables (ESR), no lo son realmente. Un caso evidente es el de la banca española, que tras el proceso de desregulación y liberalización seguido por bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito durante las últimas décadas, se han convertido en empresas que para maximizar sus beneficios económicos han realizado todo tipo de prácticas abusivas y poco éticas como son las participaciones preferentes, las cláusulas suelo de las hipotecas, el cobro de comisiones desmesuradas o los desahucios.
Se trata de la banca que nos ha metido en la crisis financiera al contribuir a crear una burbuja inmobiliaria concediendo un volumen de préstamos a promotores y constructores “por encima de sus posibilidades”; y, lo que es peor, nos está impidiendo salir de la crisis, al contribuir a incrementar la deuda pública (con la nacionalización de sus pérdidas), al dejar de prestar créditos a los particulares, autónomos y micropymes y al oponerse a determinadas reformas que están surgiendo de la sociedad civil como la de la dación en pago de las hipotecas. Esta banca no es una banca socialmente responsable y, por tanto, no es la banca que necesitamos.
En el contexto actual, ¿es posible una banca socialmente responsable? Sí lo es, si tenemos en cuenta que además de la banca dominante, existe una banca alternativa como es la banca ética y la banca cooperativa. Se trata de una banca basada en los principios de la transparencia y la solidaridad, que hace compatible la viabilidad económica con la responsabilidad social.
Por una parte, la transparencia hace posible que los clientes bancariosconozcan cuál es el uso que se hace de su dinero, lo que permite a su vez crear consumidores socialmente responsables, que basan el criterio de elección de un banco en la inversión socialmente responsable y no en los costes de las transacciones bancarias.
Por otra parte, la solidaridad supone destinar los depósitos bancarios a financiar proyectos sociales dirigidos a la protección del medioambiente o a la inserción sociolaboral de colectivos en riesgo de exclusión, contribuyendo así a la creación de empresas de la Economía Social. Se trata de bancos como Triodos Bank, Fiare o Caixa Popular, que han demostrado que una banca socialmente responsable es posible y necesaria.
Los bancos cooperativos, además de la transparencia y la solidaridad, practican la responsabilidad social interna, pues en ellos los trabajadores participan en las decisiones en igualdad de condiciones, lo que los convierte en empresas basadas en una democracia real social y económica. Del mismo modo, las diferencias salariales entre trabajadores y directivos son menores (en una escala que va del 1 al 10 como máximo), contribuyendo así a reducir las desigualdades económicas y sociales.
Ante la situación de crisis, hemos de tomar partido por un tipo de banca socialmente responsable, que contribuya a salir de la crisis en las mejores condiciones posibles, compartiendo responsabilidades y obligaciones con los ciudadanos.
Autor: Joan Ramon Sanchis (Catedrático de la Universitat de València)
Blog: La banca que necesitamos
Publicado en la web RH MEDIA