
Han pasado más de 13 años desde que, en septiembre de 2000, tuvieron lugar en Praga unas importantes movilizaciones para rechazar las políticas de ajuste que han venido recetando invariablemente el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), con independencia del paciente y de la enfermedad a tratar.
Durante estos años, instituciones antidemocráticas como el FMI, el BM, el G-8 o la OMC han tenido que buscar sitios cada vez más recónditos, cada vez más
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